Las emisiones caen a mínimos de hace 12 años
Fuente: Maite López.eleconomista.es
No sólo la bolsa se ha apuntado en los últimos meses a firmar, uno tras otro, nuevos máximos. En el mercado de deuda, el apetito comprador ha permitido que las rentabilidades hayan mermado hasta marcar niveles históricos. Para muestra, un botón: hace un mes escaso que el bono español a diez años firmaba un nuevo hito al caer por debajo del 3% de rentabilidad. Las empresas también se han beneficiado de esa calma compradora, hasta el punto de que los récords de financiación son una constante, también, en el caso español.
Pero el volumen de emisiones de deuda está descendiendo. En lo que va de año, según datos de Bloomberg, las 600 mayores compañías europeas (incluidas en el índice Stoxx 600) han emitido algo más de 135.000 millones de euros, un 45% menos del papel que, un año antes, se había lanzado al mercado por estas fechas. Y también es un dato muy inferior (un 43%) al volumen normal de emisiones desde el año 2000 en Europa.
¿Es un síntoma de agotamiento en el mercado de deuda?
Los expertos empiezan a alertar de la falta de interés de los inversores ante unas rentabilidades que cada vez son más bajas, pero sobre todo, lo acusan a que las empresas tienen menos prisa porque ya aprovecharon anteriores ventanas de liquidez.
Por un lado, los dos años anteriores marcaron un récord en cuanto a volumen de emisiones. Las compañías del Stoxx 600 financiaron más de 800.000 millones de euros en el mercado en cada uno de los dos ejercicios pasados. "El año pasado fue un récord de emisiones, considerando que ya la segunda mitad del 2012 el mercado evolucionó de menos a más tras los comentarios de Draghi en septiembre... En definitiva, comparamos con una situación claramente excepcional", indica José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España.
Falta oferta, no demanda
Pero también es cierto que, salvando esos años históricos, las emisiones de deuda que se han anunciado en lo que va de año suponen el dato más bajo de los últimos 12 años. "No creo que sea una señal de que no haya apetito, porque sigue habiendo demanda, pero es verdad que ahora mismo los diferenciales ya son diminutos. Aún así, es cierto que los balances ya están tremendamente saneados. Se ha emitido tanto en años anteriores que las empresas tienen liquidez suficiente como para pensar que es momento de endeudarse sólo en caso de un movimiento corporativo", considera Juan Ramón Caridad, director del Máster de Finanzas FIA.
"Las empresas tienen menos presión para captar dinero, simplemente porque lo acuciante del desapalancamiento ya está resuelto. El resto se cubre con recursos propios", coincide Martínez Campuzano. Y de la misma opinión es Tomás García Purriños, de Cortal Consors, quien apunta que "las empresas no tienen tanta necesidad de emitir y que, además, el proceso de desapalancamiento al que se han sometido tiene que tener reflejo antes o después. A esto se le suma que hoy en día se consigue financiación fácil en el mercado de renta variable y, por lo tanto, no tienen tanta necesidad de recurrir a la otra vía".
De hecho, las salidas a bolsa y las ampliaciones de capital se están multiplicando en Europa. El año pasado la cifra alcanzó niveles pre crisis, al superar los 124.000 millones, y este año, va camino de alcanzar un nuevo récord.
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