Fuente: Jesús Sánchez Quiñones
Director General Renta 4 Banco
El magnífico comportamiento de toda la renta fija, tanto pública como privada, en 2014 y la cercanía a los máximos de los últimos años de las principales bolsas occidentales, parecía haber hecho olvidar el concepto de riesgo.
Hasta ahora, la enorme liquidez existente, y la expectativa de inyecciones adicionales de más liquidez por parte del Banco Central Europeo han logrado que cualquier emisión de bonos públicos o privados haya tenido una enorme demandaa tipos ridículamente bajos. A modo de ejemplo: Telefónica esta misma semana ha emitido 1.250 millones de euros en bonos a 8 años al 2,2% de tipo de interés con una demanda de cuatro veces el volumen de la emisión; el Tesoro español emite por primera vez 5.000 millones de euros en bonos ligados a la inflación (europea, no española) recibiendo una demanda de 20.000 millones de euros; Bankia emite bonos subordinados por más de 1.000 millones siendo la demanda superior a 4.200 millones de euros.
Las fuertes caídas de las bolsas periféricas en la sesión del jueves (2,5% el IBEX 35y el PSI portugués, 3,6% MIB italiano, o 4,6% el índice griego) acompañadas de subidas de los tipos e interés de los bonos soberanos periféricos, y consiguiente caída del precio de los bonos, son un buen recordatorio a los inversores de la actual minusvaloración del riesgo.
Ha bastado un rumor sobre la existencia de un impuesto de carácter retroactivosobre los beneficios obtenidos en bonos griegos por los inversores no residentespara desatar, una vez más, el temor en los mercados financieros. De nuevo se producen caídas (de los precios) de los bonos periféricos encontrando el bund alemán como refugio.
No ha sucedido nada trascendental que justifique este cambio de humor tan repentino, simplemente se pone de manifiesto la ligereza con que se está valorando el riesgoactualmente.
La determinación del Banco Central Europeo de actuar si fuera necesario (Whatever it takes) ha logrado rebajar el tipo de interés exigido a la deuda pública de los distintos países del euro, de forma más acentuada a los periféricos. Ahora se espera que en su reunión de junio dé un paso más e implemente políticas "no convencionales". Con los tipos de interés oficiales casi en cero hay que buscar otro tipo de medidas, como penalizar a los bancos por depositar liquidez en el BCE, o la inyección de liquidezen los bancos condicionada a la concesión de créditos.
Como no se cansa de repetir el BIS (Banco de Pagos Internacionales), con estas medidas los bancos centrales "sólo" pueden ganar tiempo para que los gobiernos hagan las reformas necesarias que permitan recuperar tasas adecuadas decrecimiento económico.
Hasta ahora el efecto anestésico de las medidas de los bancos centrales han surtido efecto, pero el problema del elevado endeudamiento de las economías no se ha resuelto. De hecho, de acuerdo con el BIS, las economías del G20 acumulan hoy un 30% más de deuda que antes de la crisis.
De vez en cuando viene bien un recordatorio de la existencia del RIESGO. Nunca ha desaparecido, aunque los inversores a veces lo infravaloren. Cuanto más nerviosos se pongan los mercados financieros de aquí a principios de junio, más posibilidades habrá de que el BCE inyecte nuevas dosis de liquidez, que en caso de producirse volvería a tener un efecto analgésico en los mercados. La medicina de la liquidez sigue surtiendo efecto. De momento.
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