EL BCE claudica
JOSÉ CARLOS DÍEZ
Nada peor para un estratega que el tiempo le supere en su decisión, como le ha sucedido al BCE. La Eurozona creció el 0,2% en el primer trimestre, 100% explicado por acumulación de inventarios y con el consumo privado estancado. La inflación creció tan sólo 0,5% anual en mayo. Y lo que más preocupación debe provocar en Berlín, Fráncfort y Bruselas es el ascenso del fascismo y la extrema izquierda en las elecciones europeas, especialmente en Francia economía que supone casi una cuarta parte del PIB de la Eurozona.
Esto justifica, tipos al 0,15%, tipos de la facilidad de depósito negativos, liquidez ilimitada para los bancos hasta diciembre de 2016, una nueva subasta extraordinaria a cuatro años y el anuncio de compras a vencimiento de titulizaciones. El indicador más sensible de la política monetaria es el tipo de cambio y el euro apenas ha variado tras la decisión. Europa por fortuna y gracias en buena medida a la intervención de Draghi en julio de 2012 no tiene un problema de liquidez. De hecho los bancos europeos han devuelto buena parte de las subastas extraordinarias de 2011.
Europa tiene un problema de solvencia y un problema de crecimiento que se retroalimentan. Las medidas eran necesarias pero no serán suficientes. El BCE sigue teniendo un problema de diagnóstico. Draghi en Sintra dijo que el 80% de la desinflación se explica por caída de precios de materias primas y por la apreciación del Euro. Y dijo que el euro es una variable exógena. El tipo de cambio es un fenómeno monetario y depende de la cantidad de dinero y en circulación y de los tipos de interés que son las variables que controla el banco central. Si el BCE quiere depreciar el Euro tiene que concretar su programa de compra de titulizaciones ¿qué cantidad van a comprar? Y ¿durante cuánto tiempo? Draghi dijo que las exportaciones se comportaban bien pero en realidad están estancadas en el conjunto de la Eurozona. También en España y en los países periféricos en las que son condición necesaria para crecer y generar superávit por cuenta corriente para reducir su deuda externa y su vulnerabilidad financiera.
El otro error de diagnóstico de Draghi es identificar la dinámica deflacionistas con países estresados que padecen restricción de crédito, como es el caso español. Lo que nos tiene que explicar el BCE es por qué Alemania, con un crecimiento del 2% y tipos al 0,15%, tiene la inflación al 1%, un punto por debajo del objetivo del BCE. Si en España los precios están estancados para que la inflación de la Eurozona sea del 2% algún país debe tener un 4%. Por lo tanto, el debate en Europa debe ser como conseguir una inflación más alta en países que no estén sobreendeudados y sacar de la deflación al resto. Otra sorpresa es leer a Draghi decir que el problema de la restricción de crédito en los países estresados es por falta de saneamiento de los balances bancarios. Da la sensación que en Fráncfort no han asumido que ya son el supervisor bancario europeo y sigue viendo la crisis bancaria desde como meros analistas. Si un supervisor dice que hay bancos con problemas de saneamiento debe inmediatamente anunciar un plan para solucionarlo.
El estímulo monetario del BCE es bienvenido pero debe ir acompañado de estímulo fiscal con eurobonos para compensar los ajustes fiscales de los países y con un plan para reestructurar las deudas que por mucho que se empeñen en Europa no se podrán pagar. Cuanto antes se haga, antes empezaremos a resolver la lacra del desempleo y menor será el coste para los contribuyentes.
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