Fuente: Carlos Montero
Hace unos días recibí un interesante artículo del analista Adam Grimes en el que de forma muy irónica habla sobre las “fórmulas mágicas” para tener éxito en los mercados financieros, que como comprobarán a continuación no son tan mágicas.
Grimes señalaba en este artículo que hace ya algunos años, uno de sus amigos compartió con él un encuentro que tuvo con uno de los clubs de inversión más exitosos del país. Era tal el éxito de sus operaciones que este amigo cruzó medio país para asistir a una de sus reuniones e intentar así descubrir por sí mismo las herramientas que utilizaban para esa acertada gestión.
El club en cuestión estaba formado por un grupo de agricultores y ganaderos del Medio Oeste de EE.UU. que comerciaban con futuros sobre panceta de cerdo. En su día este mercado era altamente especulativo, y el volumen de operaciones que se intermediaban era realmente importante.
Tras varias horas de reunión, y ante las preguntas insistentes del especulador amigo de Grimes, estos comerciantes revelaron finalmente su secreto. Cada semana, un miembro del club de inversión depositaba una panceta de cerdo sobre una mesa y mantenía un péndulo sobre ella. Tras unos instantes el péndulo empezaba a oscilar. Si la oscilación era en línea recta se ponían largos en los futuros de panceta de cerdo, si era en círculos se ponían cortos -mi abuela utilizaba este método para saber si una embarazada tendría un niño o una niña.
El amigo de Grimes se quedó estupefacto. Había esperado hallar un novedoso método de previsión de la demanda o la oferta, o una herramienta técnica complicada solo al alcance de los especuladores más experimentados, y en lugar de eso, veía como unos agricultores asistían extasiados al movimiento pendular en torno a un trozo de panceta de cerdo. ¿Eso es todo? Preguntó…”sí, eso es todo”, le contestaron, “bueno, sólo hay una pequeña cosa más. Si nuestra operación resulta acertada permanecemos dentro, y si resulta equivocada nos salimos”.
Ahí lo tienen, afirma Adam Grimes en la reflexión posterior a esta anécdota. Una estrategia operativa exitosa, basada ostensiblemente en el azar, pero con una regla férrea: cortar las pérdidas y dejar correr las ganancias.
Es probable, añade Grimes, que el movimiento del péndulo estaría “influenciado” por la sabiduría en el mercado del cerdo de estos agricultores y ganaderos, de modo que el movimiento del péndulo tuviera mucha sabiduría acumulada, pero lo que es indudable, es que la estrategia de salida de las operaciones fallida era totalmente acertada.
Grimes cree que se pueden sacar varias lecciones de esta anécdota:
- La inversión no tiene por qué ser complicada.
- Las pequeñas cosas importan.
- Los inversores no entienden a menudo la fuente de su propio éxito.
- Es importante darse cuenta que una pequeña cosa puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. Un pequeño ajuste en las entradas, salidas, tamaño de la posición, gestión de riesgos, estilo de vida, proceso de investigación, modo de pensar…pueden hacer una gran diferencia.
El club en cuestión estaba formado por un grupo de agricultores y ganaderos del Medio Oeste de EE.UU. que comerciaban con futuros sobre panceta de cerdo. En su día este mercado era altamente especulativo, y el volumen de operaciones que se intermediaban era realmente importante.
Tras varias horas de reunión, y ante las preguntas insistentes del especulador amigo de Grimes, estos comerciantes revelaron finalmente su secreto. Cada semana, un miembro del club de inversión depositaba una panceta de cerdo sobre una mesa y mantenía un péndulo sobre ella. Tras unos instantes el péndulo empezaba a oscilar. Si la oscilación era en línea recta se ponían largos en los futuros de panceta de cerdo, si era en círculos se ponían cortos -mi abuela utilizaba este método para saber si una embarazada tendría un niño o una niña.
El amigo de Grimes se quedó estupefacto. Había esperado hallar un novedoso método de previsión de la demanda o la oferta, o una herramienta técnica complicada solo al alcance de los especuladores más experimentados, y en lugar de eso, veía como unos agricultores asistían extasiados al movimiento pendular en torno a un trozo de panceta de cerdo. ¿Eso es todo? Preguntó…”sí, eso es todo”, le contestaron, “bueno, sólo hay una pequeña cosa más. Si nuestra operación resulta acertada permanecemos dentro, y si resulta equivocada nos salimos”.
Ahí lo tienen, afirma Adam Grimes en la reflexión posterior a esta anécdota. Una estrategia operativa exitosa, basada ostensiblemente en el azar, pero con una regla férrea: cortar las pérdidas y dejar correr las ganancias.
Es probable, añade Grimes, que el movimiento del péndulo estaría “influenciado” por la sabiduría en el mercado del cerdo de estos agricultores y ganaderos, de modo que el movimiento del péndulo tuviera mucha sabiduría acumulada, pero lo que es indudable, es que la estrategia de salida de las operaciones fallida era totalmente acertada.
Grimes cree que se pueden sacar varias lecciones de esta anécdota:
- La inversión no tiene por qué ser complicada.
- Las pequeñas cosas importan.
- Los inversores no entienden a menudo la fuente de su propio éxito.
- Es importante darse cuenta que una pequeña cosa puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. Un pequeño ajuste en las entradas, salidas, tamaño de la posición, gestión de riesgos, estilo de vida, proceso de investigación, modo de pensar…pueden hacer una gran diferencia.
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