jueves, 27 de octubre de 2016

Invertir es una carrera de fondo, no un sprint


Dentro de unos días se celebrará la conocida y mediática maratón de Nueva York. Como profesional del sector financiero y aficionado/practicante del atletismo, encuentro muchas similitudes entre los mejores maratonianos y los inversores a largo plazo más exitosos: bien preparados, constantes, metódicos, disciplinados, motivados, apasionados, disfrutan del proceso, son pacientes, fuertes mentalmente y tienen especial capacidad para aislarse del ruido.
  • Constantes, metódicos y disciplinados
Buena parte del éxito del maratoniano se debe a la buena planificación y preparación realizada. Hay que definir el tiempo disponible para entrenar, el punto de partida, las características personales, y a partir de ahí diseñar un plan y trabajar sobre él. El viaje es duro, a veces agotador, pero al final del mismo, el esfuerzo y las horas empleados se hacen visibles en el buen resultado. La constancia y el trabajo normalmente son recompensados. Si intentas completar tu maratón una o dos semanas después de haber empezado a entrenar la carrera a pie en serio, probablemente te lesiones en la preparación o te retires el día de la maratón, deseando nunca más volver a correr la prueba. En la inversión ocurre algo parecido. Antes de comenzar a invertir, uno tiene que definir algunos aspectos: su tolerancia al riesgo, el retorno requerido, las necesidades de liquidez, la diversificación en valores. Y posteriormente, ha de ser muy metódico y disciplinado en el desarrollo del trabajo. Los mejores gestores de renta variable dedican muchas horas a buscar buenos negocios, compañías de calidad con fuertes barreras de entrada, y que a la vez coticen a un precio razonable. Para ello desarrollan procesos de inversión que requieren muchas horas de trabajo: investigar, estudiar, analizar memorias y estados financieros, reunirse con las compañías y expertos sectoriales, llegar a una valoración razonable, y monitorizar las posiciones.
  • Motivados y apasionados, disfrutan del proceso
Los mejores inversores que conozco demuestran su pasión y ganas de aprender, disfrutan del camino, del día a día en su trabajo. Tenemos la suerte de trabajar en una industria que nos aporta muchísimo a nivel intelectual, y donde suceden cosas emocionantes todos los días. De igual forma, más que tener un objetivo de “llegar primero”, los mejores maratonianos disfrutan del camino, de un buen entrenamiento, se centran en cultivar la disciplina y persistencia necesaria para conseguir sus objetivos, se esfuerzan por ser mejores cada día, y gracias a esa motivación logran completar sus planes de entrenamiento y objetivos.
  • Los beneficios de la diversificación y la capitalización compuesta
Al preparar un maratón hay que alternar entrenamientos: desde rodajes largos y tranquilos, otros más intensos (intervalos o series), que permiten mejorar la capacidad anaeróbica, sin olvidar el trabajo de fuerza en gimnasio, para que los músculos sean más fuertes y puedan soportar la carga en la carrera. Todo ello se traduce en que seas un corredor más completo, y así poder llegar al día del maratón con una preparación óptima. De igual forma, una cartera de renta variable será más resistente si está correctamente diversificada entre distintas compañías. A modo de ejemplo, en los fondos Renta 4 Valor Europa o Renta 4 Bolsa, combinamos empresas de calidad (“quality compounders”), con ventajas competitivas sostenibles, inmersas en tendencias estructurales de crecimiento, junto con empresas infravaloradas significativamente por el mercado, donde encontramos una ineficiencia temporal que concede un potencial elevado a nuestra valoración teórica.
Buena parte del crecimiento en las carteras se produce por la “magia” de la capitalización compuesta. Compañías que reinvierten sus beneficios, haciendo sostenible su crecimiento, o fondos que reinvierten los dividendos que reparten las compañías para reforzar su posición en las mismas. Sus principios son ampliamente conocidos, y son los mismos que se aplican en el atletismo. Con cada maratón que se completa, si se ha trabajado bien, se “sube un escalón”: mayor capacidad aeróbica y fortaleza, más experiencia, mayor conocimiento de la distancia, y sobre todo, conocimiento de uno mismo, algo que se puede aplicar en las siguientes experiencias.
  • Pacientes, fuertes mentalmente, y con capacidad para aislarse del ruido
El velocista es emocional, como el inversor a corto plazo. Entra en pánico cuando hay fuertes correcciones, se muestra eufórico cuando hay rebotes, está pegado a la pantalla y chequea su cartera varias veces a lo largo del día. En cambio, el buen maratoniano está tranquilo en el día de la carrera, sabe que ha cumplido con su entrenamiento y está preparado psicológicamente. Al correr un maratón, como en la inversión, aparecen pensamientos negativos que pueden impedir alcanzar la meta. Se atraviesan distintas fases físicas y emocionales… comenzando por la euforia de los momentos iniciales, la charla/transición en los kilómetros centrales, el sufrimiento a partir del kilómetro 30-32 (el famoso muro)… y la alegría de los últimos metros de la prueba. Durante estas fases, nuestro estado anímico varía desde un punto hasta sus antípodas. Los maratonianos más exitosos son los que son capaces de mitigar estos momentos, gracias a que están mentalizados de su existencia y a que saben cómo superarlos. De la misma manera, los inversores de largo plazo más exitosos son aquellos que no pierden la calma en contextos de volatilidad, se aíslan del ruido de mercado, y aprovechan fuertes correcciones en la cotización de compañías excelentes para construir o reforzar su posición. Tarde o temprano, el mercado volverá a reconocer el valor de dichas compañías. Esto se produce debido a la famosa “aversión al riesgo”. Los inversores tienden a sufrir el “dolor” de las pérdidas en mayor medida que el “placer” de las ganancias, lo que se traduce normalmente en una sobrerreacción a la volatilidad. En estos entornos es importante mantener la calma, enfocarse en el proceso y en los fundamentales de las compañías.
La inversión a largo plazo premia al inversor disciplinado y paciente, al igual que el maratón premia al atleta constante y fuerte mentalmente. El velocista, como el inversor a corto plazo, practica una disciplina diferente.

David Cabeza, Gestor de Fondos en Renta 4 Gestora SGIIC

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