Por Maite López
el economista.es
Por qué preocupan estos países
Porque sólo las ocho principales economías emergentes juntas -sin contar México- valen lo mismo que China, la segunda potencia mundial. Argentina, Brasil, Venezuela, India, Indonesia, Rusia, Sudáfrica y Turquía han acaparado los titulares en los últimos días porque, juntas, generan en un año 9 billones de dólares, todo el PIB (producto interior bruto) de China y algo más de la mitad del tamaño de la primera economía mundial, Estados Unidos, cuyo PIB asciende a 16 billones (los últimos datos disponibles son de 2012). Hace una década, sólo suponían un cuarto de lo que generaba EEUU.
Precisamente allí, la política de la Reserva Federal ha incentivado que llegase una fuerte oleada de dinero a los países emergentes. Imagínese que pide prestado dinero por nada. Sí, por nada, porque los tipos de interés en Estados Unidos están al 0-0,25 por ciento. Y quiere invertirlo en algo que le dé mucha rentabilidad. "La renta variable emergente y la renta fija están a niveles históricamente atractivos. El diferencial entre los bonos de países emergentes y los de países desarrollados ha retrocedido a los niveles más amplios desde diciembre de 2002", apunta el banco de inversión Standard Chartered. Como quiere sacar la mayor rentabilidad posible elige como destino de su inversión los emergentes, como muchos otros inversores.
Entonces llega el lobo Bernanke y anuncia que baja el pistón, seguirá comprando bonos pero una cantidad mucho menor en poco tiempo y, como la economía se está recuperando, subirá pronto los tipos de interés. La primera derivada es que el dólar se fortalece como consecuencia de la retirada de estímulos, si eso sucede, su inversión en moneda de países emergentes vale menos. La segunda, es que sube el coste de financiación en EEUU, por lo que varios inversores empiezan a retirar su dinero de los emergentes. Y los que faltan, al ver fuertes ventas -que provocan que se deprecien aún más las divisas locales- deshacen posiciones. Sólo en la última semana, los fondos de bolsa emergente han visto salidas por valor de 6.300 millones según Citigroup. "El grado en que se ajusten los estímulos en el mundo desarrollado tiene grandes implicaciones para los emergentes, especialmente los que dependen de los inversores externos para financiar sus economías y los que se endeudan en divisa extranjera", apunta Alex Homan, director de productos de renta variable emergente Fidelity. Y muchas lo hacen. "Siempre han tenido el mismo problema, que fue el que generó la crisis del 97. Tienen propensión a tener mucha inversión extranjera cuando les está yendo bien. Esa inversión a veces suele generar burbujas, afición hacia el apalancamiento, no siempre riguroso, un crecimiento muy agresivo y también inflación -alza de los precios-. Cuando se para el flujo de capitales se hunde la divisa", afirma Juan Ramón Caridad, profesor del Master de Finanzas FIA.
Argentina abre la caja de Pandora
Los problemas del país que preside Cristina Kirschner no son nuevos. Pero hasta ahora, el banco central argentino había podido contener a su divisa hasta que se quedó sin munición. Por eso, hace dos semanas dejó de intervenir en el mercado para sostener su moneda, lo que provocó un desplome del peso del 13 por ciento en un sólo día contra el euro. Fue solo el comienzo porque el miedo se extendió a otras monedas de países vecinos y de otros no tan cercanos. "El mercado piensa: ante una macrodevaluación de Argentina, Brasil para no perder más competitividad y con un crecimiento que está cogido con alfileres va a tener que devaluar también su divisa. Si devalúa en un momento en el que haya tensiones inflacionistas pueden verse forzados a subir tipos. Es decir, pierdo con el bono y también con la divisa. Y lo mismo en Venezuela", apunta Caridad. Pero ¿y Turquía? ¿Cómo es posible que estando tan alejada de Argentina haya estallado en los últimos días? Desde el primer banco de Malasia, Maybank, explican que la crisis de confianza turca comenzó tras el episodio de corrupción del mes de diciembre y la pugna política entre el partido AKP (el que gobierna actualmente) y el movimiento Hizmet, que encabeza Fetullah Gulen (...), "todo ello unido a la preocupación en torno a su déficit por cuenta corriente", apuntan. Además, el país se enfrenta este año a sus elecciones presidenciales, que se desarrollarán en el mes de agosto. Una economía que genera ahora el doble que hace una década -cerca de 800.000 millones- y que ha intentado contener su divisa con una subida de tipos del 7,7 al 12 por ciento. "La retirada de estímulos en EEUU afecta especialmente más (por el corte de los flujos de inversión) a los países que tienen unas altas necesidades de financiación de corto plazo de los mercados internacionales. Es el caso de India, Turquía, Sudáfrica o Brasil. Además, estos países suelen tener niveles de reservas muy bajos en relación a su deuda, por eso han sufrido mucho", señala Caridad.
Así, aunque la depreciación de las divisas emergentes y el incremento del riesgo de impago se haya visto con mayor crudeza en los últimos días, en realidad sus monedas llevan meses perdiendo valor, y los seguros de crédito -que utilizan los inversores para protegerse del impago de un país-, cada vez exigen pagar más. En los últimos seis meses el peso argentino ha perdido un 32 por ciento contra el dólar. La lira turca, un 16 por ciento y el rand sudafricano un 12 por ciento.
Debo más por 'culpa' del dólar
Otra de las consecuencias inmediatas de que el dólar se aprecie mientras las monedas de países emergentes pierden valor, es que gran parte de las deudas están denominadas en dólares. "Tienen, de media, elevados compromisos financieros en dólares. Eso significa que la fortaleza del dólar frente a estas divisas tiene un impacto negativo en los balances de las compañías y eleva los costes de financiación significativamente. El riesgo de crédito es posible que suba también cuando los mercados evalúen el impacto de que algunos gobiernos puedan asumir alguna de las cargas de sus empresas", señalan desde Morgan Stanley. Brasil, Sudáfrica, Turquía, India e Indonesia están particularmente en el punto de mira. En los cinco casos, según los analistas de Standard Chartered, "la presión en su balanza de pagos (a través de los déficits en cuenta corriente y la resultante dependencia de las entradas de capital) se vió exacerbada por el aumento de los rendimientos de EEUU".
Un año intenso de elecciones
Lo que puede añadir más inestabilidad a estos mercados es que muchos de ellos se enfrentan a comicios importantes este año. El próximo mes en Tailandia; en abril le tocará el turno a las parlamentarias de Indonesia y Hungría; en mayo habrá cita con las urnas en India; en julio se producirán las presidenciales de Indonesia; entre abril y julio se espera también que haya elecciones parlamentarias en Sudáfrica; en agosto llegarán las presidenciales de Turquía y ya en el mes de octubre, cerrarán el calendario las de Brasil.
Según un estudio de Goldman Sachs, en periodos de elecciones, las bolsas de los países emergentes suelen presentar rentabilidades más elevadas, pero también mucha más volatilidad. También hay un elevado nerviosismo históricamente en el mercado de divisas en estos periodos donde la tendencia de las monedas locales suele ser bajista. A pesar de que cada país tenga que pasar su propia penitencia, el efecto contagio no es algo nuevo. Ya sucedió en la crisis de 1997, con la devaluación de la moneda de Tailandia (el Bath) y su extensión a los tigres asiáticos. Esas fueron las brasas pero, tal y como explica el premio Nobel de economía, Paul Kruggman en El retorno de la economía de la depresión y la crisis actual, sucedió entonces algo muy parecido a lo que hemos visto en las últimas semanas: "El apetito de los inversores por la región había sido alimentado por la percepción de un milagro asiático compartido. Cuando resultaba que, después de todo, la economía de un país no era tan milagrosa, ello sacudía la fe en todos los demás (?) cualesquiera que fueran las diferencias entre todas aquellas economías, una cosa que tenían en común era la susceptibilidad ante el pánico autogenerado".
China
El gigante asiático tampoco se ha quedado al margen de los sustos del mercado. Los últimos datos publicados sugieren que la segunda economía del mundo podría no crecer a ritmo de crucero. La alarma más reciente fue la confirmación de que su sector manufacturero se contrajo en el mes de diciembre, se trata de la primera caída en seis meses.
La casa en la que se resguarda China del lobo del cuento es vista ahora por el mercado como si fuera de madera. ¿Sólo porque crecerá menos? No. Detrás hay un gran temor sobre su sector bancario. El año pasado el pánico se apoderó del mercado cuando se produjeron problemas de liquidez en el interbancario. "Lo de China no es tanto un tema de flujos de inversión, como de excesos de crédito. Ha crecido mucho el crédito en el shadow-banking (bancos en la sombra) dados por pequeñas entidades a pequeñas y medianas compañías y pseudo avalado por el Gobierno", explica Caridad. Desde Standard Chartered apuntan a que una de las preocupaciones de los inversores en torno al crecimiento en China es precisamente el shadow-banking . "Ese temor ha contribuido a llevar el descuento de los mercados emergentes frente a los desarrollados al 25 por ciento, frente al 10 por ciento habitual de media en los últimos 10 años", afirman.
Pero todo depende del rasero que se utilice. Caridad explica que "Japón tiene una deuda sobre PIB del 600 por cien, en el caso de China no se sabe exactamente a cuánto asciende, pero tiene 2 billones de dólares de reservas. ¿Sólo puede devaluar el yen Japón y China no puede hacer lo mismo llegado el momento con el renminbi? ¿No puede con esas reservas astronómicas hacer un programa de estímulo económico como el de EEUU? Lo dudo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario